Leaving on a jetplane.... Bangkok

Bangkok es una locura absoluta. La ciudad te come, te mastica, te escupe, te absorve, te domina y te seduce. El calor es agobiante y con el caer de la noche se pone peor. El cielo no se ve! Smog como pocos, no da tregua ni a los ultimos pisos de los edificios. Los olores.... sin palabras. Uno creeria que con el pasar de los dias la costumbre los domina pero es todo lo contrario, cada vez se toleran menos. Pero son parte de la locura. El trafico es tal q me puse a cantar a los gritos en una vereda y no me escuchaba a mi misma. Ni los que me acompaniaban. La gente es dura, sacrificada, pero una vez q cruzas el umbral del turista, q logras intercambiarles una palabra fuera de la compra-venta de algo es amigable. Pero escasa vez sucede. Y mas aun con el impedimento del idioma.
Como veran no es poco impacto. Requiere una minima fortaleza, un optimismo, un entusiasmo. Doy credito a la suerte de haber conocido gente en el avion y haber entrado en ella acompaniada. Es muy abrumadora...
La argentina que conoci en el avion me invito a dormir con ella en el cuarto doble que tenia hasta q llegase su mejor amigo (cuac) al dia siguiente. Vivada argentina de por medio, por un loop del sistema habian logrado 3 noches en un hotel bastante buenudo. Y alli me instale con ellos, durmiendo de colada, compartiendo una cama y desayunando de robado (Roque who?).
La primer noche salimos a caminar buscando la famosa Khao San Road, la calle hippie mochilera internacional local. Una desilucion galopante. El spring break yankee un poroto. De repente, mientras la caminabamos (son unas 4 cuadras), de una bar en una terraza se escucha una guitarra y un "...cause I'm leeeeeeaving on a Jetplane...". Lo tome como un guinio de la cuidad, una bienvenida.
Los dias siguiente fueron de intensa caminata. Todo el barrio donde estamos (Banglamphu), Chinatown, el Grand Palace, el templo prinicipal con meditacion incluida. Paseo en tuk tuk, llegada tarde a la estacion de bondi y reincidencia el dia siguiente para el famoso mercado flotante. Que nos recibio con un scam al vivir una escena de mafia china donde creimos que en cualquier momento salia un ninja a abrirnos al medio tras negarnos a pagar un paseo en botecito. Birritas en veredas y fideos de arroz de parado por la calle. Frutas exoticas y "alimentos" indecifrables.
Todo tuvo su lugar en esta semana de Bangkok que ya termino. Por suerte, ya no me dejo mas energia para seguirle el paso.